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Si te gusta la cerveza, seguro que has oído en alguna ocasión el concepto ‘cerveza artesana’, pero, ¿sabes qué es exactamente? Se trata de una cerveza fabricada exclusivamente con elementos naturales y de calidad, sin pasteurizar y sin ningún tipo de conservantes ni antioxidantes añadidos.
La cerveza habitual que ofrecen la mayor parte de los bares y restaurantes es la cerveza industrial, cuyos ingredientes suelen ser de peor calidad para abaratar costes. Aunque todas las cervezas parten del agua, levaduras, maltas y lúpulos, la cerveza industrial tiene conservantes añadidos para alargar su duración, se pasteuriza para evitar el crecimiento de microorganismos y muchas, en vez de utilizar malta de cebada usan arroz, mijo o maíz ya que son más baratos.
Pero además de los ingredientes, la cerveza artesana y la industrial tienen más puntos que las diferencian, a continuación te explicamos todo:
Una auténtica cerveza artesana, además de contener exclusivamente ingredientes naturales tiene un proceso de elaboración muy cuidado y natural. No hay una única receta estándar, pues cada maestro cervecero tiene su receta y en función del estilo de cerveza hay pasos o formas de hacer que varían, pero a grandes rasgos, este es el proceso de elaboración de la cerveza artesana:
El agua es el ingrediente primario y principal de la cerveza, por lo que el primer paso es el filtrado del agua para después añadir las sales o los compuestos naturales deseados que le brindarán ese toque único.
Después se muele el grano de malta de manera que la cáscara se quede intacta y el grano quede en trozos pequeños para que sirva de filtro natural después de la maceración, cuando se mezcla el agua caliente con la malta molida. La maceración, según los expertos, es uno de los pasos más complejos, pues define el cuerpo y sabor que tendrá posteriormente la cerveza.
Este proceso se utiliza para convertir el almidón de la malta en azúcares fermentables, por lo que la temperatura y el tiempo de la maceración son importantes para conseguir el cuerpo de la bebida deseado, la calidad de la espuma, el sabor a malta…Aquí cada maestro tiene su secreto y en función del tipo de cerveza la maceración durará más o menos o tendrá unas temperaturas.
Después de la maceración, se extraen los azúcares de la malta y se extrae el mosto para su cocción, otro de los pasos determinantes. El tiempo de cocción también varía en función del estilo de cerveza y de las directrices del maestro cervecero. La cocción puede durar desde una hora hasta más de 3 o 4. En este momento es cuando se le suele añadir el lúpulo para brindar aroma y cierto amargor a la cerveza. Cuanto más tiempo esté junto con el mosto, más amargor extraerá.
Después se enfría y se fermenta al añadir las levaduras. Es en el proceso de fermentación cuando se genera el alcohol; cuanto más tiempo se deje fermentar la cerveza, más graduación alcohólica se obtendrá. En algunos tipos de cerveza es justo después de la fermentación cuando echan el lúpulo o añaden más, se conoce como ‘dry hopping’. Al echar el lúpulo en este momento del proceso de fabricación de la cerveza artesana, se consigue dar un aporte extra de aroma y fuerza a la bebida.
Por último se realiza el envasado y ¡cerveza lista para degustar! Lo habitual es que la mayoría de cervezas artesanas se recomienda consumirlas recién embotelladas y fresquitas, pero también hay diversos tipos que requieren un tiempo de reposo o maduración tras su envasado para estabilizar bien los sabores.
Dentro de la cerveza artesana existen varios subgrupos de cervezas y 2 de las más populares, especialmente en España, son las cervezas IPA y las cervezas Lager. Ambas son artesanas, pero en su proceso de fabricación hay sutiles diferencias.
La cerveza IPA (Indian Pale Ale) es una cerveza de alta fermentación, es decir, que este proceso se lleva a cabo con temperaturas de hasta 24 grados y se utilizan unas maltas concretas, del tipo ‘pale’, de un color más claro que brindan a la bebida de unos tonos más pálidos.
La cerveza Lager es una de baja fermentación, las levaduras empleadas fermentan a temperaturas de entre 4 y 12 grados.
Las IPA tienen un sabor más amargo y refrescante. Dentro de esta categoría también hay diferentes modalidades de IPA con mayor o menor grado de amargor. Una cerveza artesanal no apta para todos los paladares, pues su amargor es lo que le brinda ese toque tan diferente de las cervezas tradicionales e industriales, pero cada vez va subiendo puestos en la lista de las más consumidas.
La cerveza Lager, al contrario que la IPA, tiene un sabor más suave, es más ligera, espumosa y con un color más oscuro. Para un recién llegado al mundo de la cerveza artesana, la Lager es de entrada más fácil ya que no tiene ese amargor de la IPA. Además, dentro de las Lager también existen diferentes modalidades dependiendo de su color, graduación alcohólica o sabor.
Aunque en el mercado español de momento el consumo de cerveza artesana sólo representa el 1%, los datos de las asociaciones de cerveceros muestran un continuo auge del consumo de este producto.
Las cifras hablan por sí solas: en 2011 había un volumen de fabricación de este tipo de cervezas de 17.900 hectolitros y en 2017 se incrementó hasta superar los 400.000 hectolitros. Unos números que manifiestan el éxito de la cerveza artesana en España. Es cierto que las cervezas industriales siguen ganando por goleada, pero este pequeño mercado se ha asentado y cada vez tiene más adeptos cerveceros.
Otra muestra de ello es que se ha pasado de 50 microcervecerías (aquellas que cumplen con los estándares de fabricación de cerveza artesanal) en 2010 a más de 500 según el último informe de 2018.